viernes, 1 de noviembre de 2013

Un sueño desafía la historia

Miércoles por la mañana, no tenía trabajo. He dormido a pierna suelta, como un lirón, hasta las diez pasadas. He tenido sueños muy raros, sueños que desafían la historia y la trastocan, sueños de los que al despertar estás segura que nunca ocurrieron.

Soñé qué en compañía de un amigo visitaba un pueblo del País Vasco. Era el típico pueblo con una única calle principal con su taberna presidiendo la plaza. Las casas de piedra de dos o tres pisos, con amplios portones, balconadas, ventanas y contraventanas, y tejados, de madera, se alineaban a ambos lados de la calle. El color rojo de los balcones combinaba con las fachadas encaladas y el verde de las contraventanas, recordando los colores de la Ikurrina (la bandera vasca)


Cuando entrabamos por esa única calle, nos sorprendió encontrarnos con un alarde militar precediendo la llegada del dictador Francisco Franco. Un pequeño grupo de aldeanos les dio la bienvenida y les acompañó hasta la taberna del pueblo donde les prepararon un obligado homenaje. Las ventanas estaban cerradas a su paso. La gente del pueblo esperaba en la taberna. Junto a ella, un grupo de jóvenes bailaron y cantaron danzas vascas al ritmo del txistu y del tamboril. 

Mientras las danzas se celebraban, dentro de la taberna pude constatar como todos hablaban Euskara, el idioma vasco. Sentados en rústicas mesas de madera tallada algunos aldeanos jugaban al mus y otros degustaban vino. Era un amplio edifico de piedra con estructura de madera a la vista y techos muy altos. En sus paredes se podían observar aperos de trabajo, esculturas talladas en madera y cuadros de típicas escenas vascas, dos grandes lamparas de hierro forjado colgaban del techo . Una barra de madera se extendía a lo largo de la pared de la izquierda frente a las mesas. Detrás de la barra había una gran ikurrina  junto a un lauburu de madera negra y un arrano beltza  a cada lado. Al fondo en la pared de la derecha ,una gran chimenea de piedra calentaba el local, desprendía olor a leña y al caldo que en ella cocían. 
Mientras todo esto ocurría yo contemplaba con perplejidad. No parecía un sueño. Podía percibir los olores, los colores y el ambiente que me rodeaba era muy real, sin embargo reconocí que era mi primera visita a ese lugar. Le dije a mi amigo, con extrañeza, que todos parecían reales, no salidos de un sueño y diciendo esto, toqué con un dedo a la mujer que atendía la barra. Ella me respondió en euskera, y luego al mirarnos, cambió y me habló en castellano con acento preguntándome que deseaba. Mi amigo le dijo que quería participar en una rifa de algunos objetos de la época, entre ellos unas albarcas. Seleccionamos dos figuras entre los boletos que nos enseñaron y mi amigo le entregó una monedas. La mujer, mirando las monedas dijo que eran muy extrañas, pero las aceptó. Las miramos y volteandolas, descubrimos, al ver la imagen de España en la Unión Europea que eran euros. En ese momento desperté. 

Estaba perpleja de haber vivido en mi sueño un viaje al pasado donde este se confundió con el presente. Mi sueño fue un completo desajuste de la realidad, como todos. Primero yo nunca habría podido conocer a Franco porque tenía pocos años y vivía en la Ciudad de la Habana, Cuba cuando él murió. Segundo, mi sueño mostró una total libertad para disfrutar de la Euskal kultura en Euskadi (País Vasco) 

Según fuentes vascas, bajo el mandato de Franco, el euskera y los símbolos vascos estaban prohibidos. El idioma se conservó en los núcleos pequeños rurales, en caseríos y muy poco en las grandes ciudades, siempre en la clandestinidad. Los nombres vascos estaban prohibidos también. El euskera estaba prohibido en los registros, en los rotulados de hoteles, en tribunales y comercios, en las escuelas, en la radio, en escrituras públicas, en discos y publicidad. Solo las danzas vascas se aceptaban como folklore. 

Hoy en día la identidad del pueblo vasco es defendida por muchas organizaciones y por la amplia mayoría de la sociedad vasca. Actualmente hay una incidencia de bilingüismo en el estrato de población más joven y entre los nacidos entre los setenta y los ochenta. El uso del euskera ha aumentado aunque el conocimiento de este menos. La transmisión familiar y la actitud de la sociedad ante las políticas de fomento del euskera ha aumentado. Cada vez más las parejas bilingües trasmiten el euskera a sus hijos y cada vez son más los partidarios del fomento de la lengua.
  Cuando vine a vivir a Euskal Herria (País Vasco) empecé a estudiar euskera en cuanto pude y estudié durante tres años. Por falta de tiempo, no pude continuar estudiando y no lo hablo bien, pero comprendo bastante.


Aita-semeak por Oskorri

El padre y los hijos

El padre y el hijo están en la taberna
La madre y la hija trabajando
Deberemos ver de nuevo
La vaca gorda en el barrio
De nuevo no faltará
Trapos viejos en la percha
Y los ladrones han robado
Lo que teníamos en casa
Y nosotros estamos medio desnudos
Siempre dependiendo de alguien!
Tenemos toda la culpa
La tenemos en todo
No eches la culpa a alguien
Cuando muera Euskal Herria
Pero soy joven y tengo
El futuro en la mano
No se nos morirá Euskal Herria
Mientras yo viva.

La lengua es un pilar sobre el que se sustenta la cultura de una sociedad. La lengua nos brinda la oportunidad de mostrar nuestra visión personal del mundo que nos rodea, nos brinda la sensación de pertenencia a un grupo y nos distingue de los demás. La lengua refleja nuestra identidad.



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