viernes, 30 de mayo de 2014

Feliz cumpleaños, Juan Rulfo

El 16 de mayo de 1917 nacía Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, conocido por todos como Juan Rulfo,  en Acapulco, Jalisco. Este escritor, guionista y fotógrafo es considerado como uno de los  más grandes escritores latinoamericanos.

Sus obras más reconocidas son Pedro Páramo y El llano en llamas en las que combina la realidad de sus personajes mexicanos, sus problemas sociales, costumbres y tradiciones, con la fantasía.

 En esta publicación os comparto Macario, un relato lleno de un realismo muy conmovedor desde mi punto de vista. Cuando lo lees, puedes ver al protagonista Macario en cualquiera de sus aficiones no políticamente correctas para la gente de su pueblo, como por ejemplo, comiendo, único lujo que se podía permitir. Como lectora, acepto y justifico lo que hace, reconociendo la marginalidad de las personas como él. El cuento plantea problemas sociales aún muy actuales. No os cuento más, solamente os recomiendo que leáis este ejemplo magistral de oralidad y caracterización de un personaje, además de ser una historia que yo llamaría costumbrista.



Macario

Originalmente publicado en la revista América
Nº 48, junio, 1946
(El llano en llamas, 1953)

 Juan Rulfo



Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. 
Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero, a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas... Yo quiero más a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco.
 Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí. Pero a veces Felipa no tiene ganas de comer y entonces son para mí los dos montoncitos. Por eso quiero yo a Felipa, porque yo siempre tengo hambre y no me lleno nunca, ni aun comiéndome la comida de ella. Aunque digan que uno se llena comiendo, yo sé bien que no me lleno por más que coma todo lo que me den. Y Felipa también sabe eso... Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre. Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído. Mi madrina no me deja salir solo a la calle. Cuando me saca a dar la vuelta es para llevarme a la iglesia a oír misa. Allí me acomoda cerquita de ella y me amarra las manos con las barbas de su rebozo. Yo no sé por qué me amarra mis manos; pero dice que porque dizque luego hago locuras. Un día inventaron que yo andaba ahorcando a alguien; que le apreté el pescuezo a una señora nada más por nomás. Yo no me acuerdo. Pero, a todo esto, es mi madrina la que dice lo que yo hago y ella nunca anda con mentiras. Cuando me llama a comer, es para darme mi parte de comida, y no como otra gente que me invitaba a comer con ellos y luego que me les acercaba me apedreaban hasta hacerme correr sin comida ni nada. No, mi madrina me trata bien. Por eso estoy contento en su casa. Además, aquí vive Felipa. Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero... La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva y también de puerca recién parida; pero no, no es igual de buena que la leche de Felipa... Ahora ya hace mucho tiempo que no me da a chupar de los bultos esos que ella tiene donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da mi madrina en el almuerzo de los domingos... Felipa antes iba todas las noches al cuarto donde yo duermo, y se arrimaba conmigo, acostándose encima de mí o echándose a un ladito. Luego se las ajuareaba para que yo pudiera chupar de aquella leche dulce y caliente que se dejaba venir en chorros por la lengua... Muchas veces he comido flores de obelisco para entretener el hambre. Y la leche de Felipa era de ese sabor, sólo que a mí me gustaba más, porque, al mismo tiempo que me pasaba los tragos, Felipa me hacia cosquillas por todas partes. Luego sucedía que casi siempre se quedaba dormida junto a mí, hasta la madrugada. Y eso me servía de mucho; porque yo no me apuraba del frío ni de ningún miedo a condenarme en el infierno si me moría yo solo allí, en alguna noche... A veces no le tengo tanto miedo al infierno. Pero a veces sí. Luego me gusta darme mis buenos sustos con eso de que me voy a ir al infierno cualquier día de éstos, por tener la cabeza tan dura y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentro. Pero viene Felipa y me espanta mis miedos. Me hace cosquillas con sus manos como ella sabe hacerlo y me ataja el miedo ese que tengo de morirme. Y por un ratito hasta se me olvida... Felipa dice, cuando tiene ganas de estar conmigo, que ella le cuenta al Señor todos mis pecados. Que irá al cielo muy pronto y platicará con Él pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo. Ella le dirá que me perdone, para que yo no me preocupe más. Por eso se confiesa todos los días. No porque ella sea mala, sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos del cuerpo confesándose por mí. Todos los días. Todas las tardes de todos los días. Por toda la vida ella me hará ese favor. Eso dice Felipa. Por eso yo la quiero tanto... Sin embargo, lo de tener la cabeza así de dura es la gran cosa. Uno da de topes contra los pilares del corredor horas enteras y la cabeza no se hace nada, aguanta sin quebrarse. Y uno da de topes contra el suelo; primero despacito, después más recio y aquello suena como un tambor. Igual que el tambor que anda con la chirimía, cuando viene la chirimía a la función del Señor. Y entonces uno está en la iglesia, amarrado a la madrina, oyendo afuera el tum tum del tambor... Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza. Pero lo que yo quiero es oír el tambor. Eso es lo que ella debería saber. Oírlo, como cuando uno está en la iglesia, esperando salir pronto a la calle para ver cómo es que aquel tambor se oye de tan lejos, hasta lo hondo de la iglesia y por encima de las condenaciones del señor cura...: "El camino de las cosas buenas está lleno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro." Eso dice el señor cura... Yo me levanto y salgo de mi cuarto cuando todavía está a oscuras. Barro la calle y me meto otra vez en mi cuarto antes que me agarre la luz del día. En la calle suceden cosas. Sobra quién lo descalabre a pedradas apenas lo ven a uno. Llueven piedras grandes y filosas por todas partes. Y luego hay que remendar la camisa y esperar muchos días a que se remienden las rajaduras de la cara o de las rodillas. Y aguantar otra vez que le amarren a uno las manos, porque si no ellas corren a arrancar la costra del remiendo y vuelve a salir el chorro de sangre. Ora que la sangre también tiene buen sabor aunque, eso sí, no se parece al sabor de la leche de Felipa... Yo por eso, para que no me apedreen, me vivo siempre metido en mi casa. En seguida que me dan de comer me encierro en mi cuarto y atranco bien la puerta para que no den conmigo los pecados mirando que aquello está a oscuras. Y ni siquiera prendo el ocote para ver por dónde se me andan subiendo las cucarachas. Ahora me estoy quietecito. Me acuesto sobre mis costales, y en cuanto siento alguna cucaracha caminar con sus patas rasposas por mi pescuezo le doy un manotazo y la aplasto. Pero no prendo el ocote. No vaya a suceder que me encuentren desprevenido los pecados por andar con el ocote prendido buscando todas las cucarachas que se meten por debajo de mi cobija... Las cucarachas truenan como saltapericos cuando uno las destripa. Los grillos no sé si truenen. A los grillos nunca los mato. Felipa dice que los grillos hacen ruido siempre, sin pararse ni a respirar, para que no se oigan los gritos de las ánimas que están penando en el purgatorio. El día en que se acaben los grillos, el mundo se llenará de los gritos de las ánimas santas y todos echaremos a correr espantados por el susto. Además, a mí me gusta mucho estarme con la oreja parada oyendo el ruido de los grillos. En mi cuarto hay muchos. Tal vez haya más grillos que cucarachas aquí entre las arrugas de los costales donde yo me acuesto. También hay alacranes. Cada rato se dejan caer del techo y uno tiene que esperar sin resollar a que ellos hagan su recorrido por encima de uno hasta llegar al suelo. Porque si algún brazo se mueve o empiezan a temblarle a uno los huesos, se siente en seguida el ardor del piquete. Eso duele. A Felipa le picó una vez uno en una nalga. Se puso a llorar y a gritarle con gritos queditos a la Virgen Santísima para que no se le echara a perder su nalga. Yo le unté saliva. Toda la noche me la pasé untándole saliva y rezando con ella, y hubo un rato, cuando vi que no se aliviaba con mi remedio, en que yo también le ayudé a llorar con mis ojos todo lo que pude... De cualquier modo, yo estoy más a gusto en mi cuarto que si anduviera en la calle, llamando la atención de los amantes de aporrear gente. Aquí nadie me hace nada. Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes, o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre. Que no me ajusta ninguna comida para llenar mis tripas aunque ande a cada rato pellizcando aquí y allá cosas de comer. Ella sabe que me como el garbanzo remojado que le doy a los puercos gordos y el maíz seco que le doy a los puercos flacos. Así que ella ya sabe con cuánta hambre ando desde que me amanece hasta que me anochece. Y mientras encuentre de comer aquí en esta casa, aquí me estaré. Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno. Y de allí ya no me sacará nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo... Ahora estoy junto a la alcantarilla esperando a que salgan las ranas. Y no ha salido ninguna en todo este rato que llevo platicando. Si tardan más en salir, puede suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje. Y entonces le pedirá, a alguno de toda la hilera de santos que tiene en su cuarto, que mande a los diablos por mí, para que me lleven a rastras a la condenación eterna, derechito, sin pasar ni siquiera por el purgatorio, y yo no podré ver entonces ni a mi papá ni a mi mamá que es allí donde están... Mejor seguiré platicando... De lo que más ganas tengo es de volver a probar algunos tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco...

miércoles, 21 de mayo de 2014

Las grullas de Barakaldo


Cada día, durante seis años, ellas vigilaban mi camino cada mañana. Como centinelas amistosos acompañaron mi marcha rápida al ir, y el andar pausado de mi vuelta. 

Agradezco la especial presencia de la grulla amarilla, que aunque su cabeza señalaba al norte hacia el mar, su nombre "Consulado de Bilbao" parecía decir "Vuelve a Bilbao". 
Más de una foto le tomé estos años. 
Ella y sus compañeras menores soportaban impertérritas la bruma, las heladas, las lluvias y el viento, como diciendo "tú también puedes" y pensando así, mi lucha diaria contra los elementos era más fácil.

Hoy las saludé como de costumbre. Noté extrañada presencia humana desde el malecón en Erandio. No supe por qué y te miré querida grúa amarilla, detallando la esbeltez de tu atalaya inclinada, los ángulos prefectos que creabas con la pluma y la corona y te nombré reina por el cariño que te profeso. Sin embargo, no supe que esa fue nuestra despedida.

                                                                       

Retornó sola.
Ésta grulla gigante
dejó la ría.




http://www.lumyquint.com/
Las grullas de Barakaldo


fotografías y texto por Lumy Quint
19/05/2014
(CC BY-NC-ND 4.0)
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/

martes, 13 de mayo de 2014

La plaza de San Ignacio

Rocky en la plaza
Bruma de perlas
oculta muy despacio

una montaña

allá a lo lejos
las grúas nos saludan
en Barakaldo

los tejadillos
color arcilla hablan

en la distancia



la gente trota 
horas por el canal 
junto a la ría 


un perro tira
de la cuerda adorando
la buena sombra


la luz del sol
se refracta y alumbra                        
acera y parque







cálida brisa
zarandea con ritmo

ocho palmeras


En los columpios
los niños alzan vuelo
ante mi vista 

señoras como
caracoles en bancos
toman el sol

en San Ignazio
la vida va sin prisa
mientras suspiro

12/05/20014

viernes, 9 de mayo de 2014

Mis demonios

Hola amigos  participé en un concurso de facebook y esta es mi participación. si te gusta mi poema Mis demonios que aparece debajo de la pintura. Dejamos un comentario. 
MB14




Otro año más se va desvaneciendo.

Nosotros, mustios seres
vivimos por luchar y destrozar
¿De qué sirve causarnos tal dolor ?

sábado, 3 de mayo de 2014

Una mañana primaveral-Haiku rimado


La vida fluye
esta dulce mañana.
El frío huye

En mi ventana
salta muy jubilosa
la verde rana.

Sobre la losa
lenta marca el camino
una babosa.

Hay un minino
haciendo volteretas
como un molino.

Y una indiscreta
mariposa sus alas
luce coqueta.

Como las balas
cubren rayos de luz
todas las salas.

Cual avestruz
estiro el cuello y miro
al tragaluz,

libro un suspiro,
disfruto la jornada
y me retiro.


Estimado lector, espero que sea de tu agrado estos Haiku encadenados. Me gustaría leer tu opinión. ¿Te ánimas a escribir un Haiku rimado o prefieres el Haiku japones sin rima? Espero leerte. Si deseas mas información pincha aquí. 


jueves, 1 de mayo de 2014

1ro de Mayo- Día del No Trabajo

En el día de hoy recopilo todos los dibujos y comentarios que he visto y leído en la red. Para evitar malos entendidos no difundiré la fuente de las declaraciones, pero todas ellas fueron recopiladas en redes sociales para ser difundidas y comentadas. He seleccionado con las que más me identifico.


"Soy creyente de la suerte y he descubierto que mientras más duro trabajo, más suerte tengo."

"Encuentra un trabajo que te guste..." y no lo sueltes de por vida 
                                                                                       L.Q



Hoy no podemos celebrar algo que está en proceso de extinción.

                                                                                                                          L. Q.

 "Casi 6 millones de personas en España no tienen nada que celebrar pero bueno, feliz día del trabajo... para todos aquellos que tachen de irónico que sea festivo el día del trabajo, me gustaría que me invitaran en jueves santo y ver como crucifican a alguien." 

 "LOS TRABAJADORES, YA NO SON TRABAJADORES, ..AHORA SON "SUMISOS", QUE NO SON CAPACES DE UTILIZAR SU TAN CACAREADO DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓN....QUE NO ES TAL LIBERTAD..." (facebook)
                            " Hoy es el día del "trabajador pasivo por circunstancias ajenas" (facebook)

"Cada año (estoy) más convencido de que este (...) no es el día del trabajador. Es otro (...) más donde hacer campaña política, tirarse la mierda unos a otros y tomarse unas vacaciones con la mala excusa de un día de "fiesta".

Otro año mas, se ha demostrado que (...) es ahora una lucha de poder... entre los los representantes de los trabajadores y los partidos políticos. Los trabajadores quedan relegados a meros peones de este juego" (google)

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