viernes, 22 de mayo de 2015

Capitulo XI-Una relación con mátices

Mientras yo perfeccionaba mis habilidades de escritura en el ordenador y continuaba con mi diario, la relación de mi padre con Zelda iba tomando matices más serios.

 Esta vez ella le había invitado a otra fiesta en su casa, le presentó como su novio y le invitó a pasar la noche con ella allí. Durante la fiesta ella bailo todo el tiempo con él, y luego se quedaron a solas en la habitación de Zelda. Hicieron el amor con las ganas de una primera vez tan esperada por ambos. Así Tony pasó la noche en casa de Zelda Mae y logró conocer a toda la familia. 




Las citas entre los enamorados se repitieron en nuestra casa también. 



Tras varios meses de noviazgo en que no sucedió ningún incidente, Tony se decidió a pedir a Zelda que se casara con él y para sellar el compromiso le ofreció un solitario que ella aceptó con muchísima alegría. 





La casa se llenó de alegría con ellos dos riendo, cantando y besándose todo el tiempo. Hasta llegué a sentir un poquito de celos de la atención que le prestaba papá a Zelda, pero se me pasó casi enseguida. La felicidad de ellos era contagiosa. 

Todo parecía irnos bien, pero todavía habían cosas que mi padre debía aclarar y eran muy determinantes para que su boda con Zelda se pudiese llevar a cabo.  

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