martes, 30 de octubre de 2012

Historias Urbanas-El Retorno

–Por fin me voy de esta pocilga –pensó Ramón mientras esperaba que la verja de la cárcel donde había permanecido los dos últimos años se abriera. Con la mano derecha, subió la cremallera de la chupa de cuero marrón, mientras con la otra sostenía sus escasas pertenencias: un chándal descolorido, dos camisetas y un libro con la cubierta manchada por el tabaco que sobre ella había liado.
El libro había sido un regalo de su madre, pero ella no se enfadaría porque no lo hubiese leído. Pronto haría un año de su fallecimiento a causa de un atragantamiento con una nuez.

Ramón adoraba los frutos secos, en especial los cacahuetes, pero un día en casa de su cuñada Marta, se atoró. Ella sin titubear evitó que se asfixiara con sus primeros auxilios . Y ahí fue cuando se "enamoró" de ella. Aún mareado, percibió el roce de sus duros pechos cuyos pezones se irguieron desafiantes ante tan inesperado estímulo. Nunca olvidaría el "beso" que ella le dio para salvarlo. Marta dijo que era reanimación boca a boca, pero él tenía la certeza de que ella estaba loca por él. Por eso, el sábado siguiente la visitó para agradecerle que le hubiera salvado la vida. 

Marta estaba sola. Ese fin de semana sus niños lo pasaban con el padre y no se extrañó al verlo por su casa.
Varias veces a la semana desde que su hermana María Jesús había enfermado con depresión, Ramón pasaba a recoger la comida que ella cocinaba para ellos dos. 

Él la observaba mientras colocaba la comida en recipientes; parecía como si revolviera el aire con el movimiento de sus amplias caderas. No era una belleza, pero su prieto cuerpo inspiraba en él sentimientos desconocidos. Su vestido primaveral entallaba bien y dejaba ver unas curvas de escándalo. El escote permitía ver el nacimiento de unos pechos como pomelos, y él contuvo el aliento recordando aquel perturbador toque contra su pecho. 
Caminó unos pasos hacia ella y le dijo: 
–Maaarta...–tartamudeó– yoo quería darte las gracias... 

El deje nervioso de la voz la sacó de su tarea y su instinto le ordenó que se apartara un poco para verle a la cara . Pero ya era tarde, en apenas unos segundos Ramón había acortado la distancia que los separaba y sin más, la agarró por la cintura buscando sus labios. La mujer se revolvió tratando de zafarse mientras le gritaba que parara, mas en su esfuerzo tropezó con la esquina de la mesa y cayeron los dos. Sintió un dolor intenso con el peso del hombre sobre ella y la cabeza le comenzó a dar vueltas. Intentó arañarle la cara y sólo alcanzó su brazo derecho. Él se impuso con su corpulento cuerpo haciendo presión sobre el pecho de ella a quien le costaba respirar. Casi sin fuerzas, con un quejido de dolor ella le pidió:
–Déjame, por favor.
Las lágrimas ahogaron sus palabras. Sólo podía oír la respiración de Ramón y ver como su cara enrojecida se alargaba, se deformaba hasta desaparecer. Luego lo único que vio fue oscuridad. Unas horas más tarde despertó sola y tendida sobre las frías losas de la cocina a oscuras. A pesar del dolor en todo su cuerpo, consiguió incorporarse y entonces recordó. Caminó hasta el teléfono en la pared y marcó el número de la policía.

Ramón recordó cuando llamaron a su puerta. María Jesús ni siquiera salió de la habitación, así que tuvo que abrir. Era la pasma. Tres uniformados entraron en la vivienda y dijeron que Marta le había acusado de violación. La rabia le llevó a pegar un puñetazo en la mesa. Trató de salir corriendo, pero le cerraron el paso. ¿Cómo podía haberle acusado? Si ella lo provocó todo, declaró cuando le llevaron detenido. Tras un juicio rápido fue sentenciado a dos años de cárcel.
Durante su internamiento recibió pocas visitas, tan sólo su madre lo visitó el primer año. Su mujer nunca fue a verlo. Él imaginaba que estaría enfadada por lo sucedido con su hermana.
Ahora ya estaba libre nuevamente y necesitaba volver a su casa, no tenía otro lugar a donde ir. La parada del autobús estaba cerca y este llegó quince minutos más tarde. Mientras pagaba escudriñó el interior del autobús, el agradable olor de la vida fuera le acarició el rostro al caminar hacia el interior. Junto a la ventanilla encontró un asiento vacío, y evitó mirar a la chica que tras él ocupó el asiento su lado. 

Media hora más tarde llegaba a su barrio. No deseaba ver a nadie, por eso cruzó la calle de prisa, pero ni una persona volvió la vista para mirarlo; todos parecían apurados. En un edificio con paredes ennegrecidas, entró al portal. En el buzón abarrotado, su nombre aún aparecía junto al de su esposa, pero no tenía la llave, ni la de su vivienda. Con algo de agilidad, subió las escaleras de dos en dos.

No había felpudo delante de la puerta. A María Jesús nunca le gustaron. Siempre decía que acumulaban polvo en vez de limpiar los zapatos. La puerta estaba cubierta de mugre y el timbre camuflado, no parecía funcionar. Ya estaba roto cuando él vivía allí. Tocó a la puerta con los nudillos, suave al inicio, fuerte más tarde.
–Ésta...no me quiere abrir... ¡María, abre la puerta! ¡Soy yo!
No hubo respuesta. Comenzó a aporrear la puerta hasta que muy enfadado le pegó una patada a la altura de la cerradura y esta cedió.


La estancia estaba en completa oscuridad. Poco a poco su vista se acostumbró y encendió una luz mortecina que iluminó la estancia. Todo estaba como antes. El mueble del salón con las fotos familiares junto a la colección de muñecas de porcelana de su mujer, permanecía cubierto de polvo excepto la televisión que resguardada bajo una tela amarillenta, otrora blanca, hacía juego con el viejo y desvencijado sofá. En la mesita de centro los periódicos se amontonaban y en el suelo era evidente la falta de limpieza.
Pero lo peor era el hedor y la humedad. Mientras recorría con la mirada los objetos tan familiares sentía un olor asfixiante.
–¿Pero qué pasa aquí? ¿Desde cuándo no limpia esta mujer? Aquí apesta –dijo Ramón mientras caminaba por el pasillo hasta la cocina.
No había comido nada desde la mañana. En la cárcel les daban de comer temprano. Para ventilar abrió la única ventana de la cocina que daba a un patio interior. No había mucha claridad. El frigo estaba vacío y apagado. Su mujer quizás habría ido a vivir con su hermana, pensó. Sensaciones de agobio y doloroso vacío se apoderaron de su estomago, así que engulló el contenido de una lata de bonito y otra de aceitunas encontradas en los armarios, y bebió un poco de agua del grifo.

Gracias a la comida de su cuñada, su mujer no había muerto de hambre. Desde que enfermó, ni cocinaba, ni comía por voluntad propia. Marta y él se turnaban para alimentarla. 
En los días de hambre que había pasado en la cárcel, si no se llenaba la tripa, cosa muy habitual, dormía una siesta en su celda. Era una costumbre que siempre había tenido; dormir la siesta.

De vuelta por el claustrofóbico pasillo hasta el salón, a la derecha tomó otro pasillo más corto en dirección a las dos habitaciones del piso. La primera era la matrimonial; su habitación. Al abrir la puerta el hedor a humedad y podredumbre se hizo más intenso. Estaba en penumbras, algo de luz entraba por el cristal de la ventana a través de la persiana entrecerrada.

Acercándose a la cama, le pareció ver un bulto y pensó que sería alguna de las incontables muñecas que su mujer llegó a poseer.
No sabía por qué, pero estaba algo mareado.. Se recostó, las sábanas frías lo envolvieron, y el colchón maltrecho protestó ante su peso. Estaba cansado, muy cansado, tumbado boca arriba miraba hacia el techo, sus pupilas dilatadas en la penumbra, no podía moverse y comenzó a respirar con agitación. De pronto sintió frío y con dificultad se giró buscando la manta. El frío se intensificaba a medida que se giraba hacia su izquierda, y comenzó a temblar, su corazón palpitaba con intensidad mientras tiraba de la manta. Poco a poco se tapó, pero no paraba de tiritar. Al tirar de la manta, descubría lentamente la muñeca a su lado, sus ojos se abrieron redondos. El olor se hizo insoportable y se volvió como loco, le costaba respirar. Un dolor intenso le recorrió el brazo hasta su pecho, intentó gritar, pero las palabras no le salieron. Poco a poco un aire helador le cubrió. La manta continuó deslizándose lentamente, dejando al descubierto el cadáver momificado de su esposa que parecía observarle fijamente.




domingo, 28 de octubre de 2012

Domingo de Amor

El sol ya no me despierta en las mañanas

El sol ya no me despierta en las mañanas.
Los colores del verano se desvanecen poco a poco.
Ya los arboles no exhiben con orgullo sus frondosas y verdes ramas.
Corrientes como cuchillas de acero invisibles cortan una a una sus hojas.
Desde mi ventana podría divisar a los paseantes en el parque,
Si no fuera porque el sol perezoso 
Ya no aparece temprano.
Ya no escucho los pájaros desde mi balcón cantar
Pues en busca de tierras más cálidas al unisono vuelan,
Ni los rayos en la mañana acarician mi piel
cuando recostada a la barandilla
Miro ese parque ahora vacío.
Solo arboles pudorosos
Más desnudos cada vez
Se ven.
No hay hojas doradas aquí,
No hay esa belleza de exuberantes colores.
No hay belleza en esta imagen.
¿O quizás sí la hay?
La belleza de estos arboles medio desnudos
Luchando contra los elementos
Para no perder sus últimos recuerdos de fértiles y calurosos momentos
Pero no son los únicos que cada día luchan contra los invisibles elementos.

domingo, 21 de octubre de 2012

Cómo mantener una relación de años y no fallar en el intento

Amor sin Caducidad 


Hace poco me encontré con un antiguo compañero de trabajo y tras los sabidos saludos, me hizo la pregunta de rigor, "¿Y te has casado o estas soltera? Le respondí que llevo 14 años casada y pareció sorprendido. Mi amigo imaginaba que estaría separada o divorciada. Él estaba divorciado hacia unos años y ahora en otra relación. Poco le faltó a mi amigo preguntarme cual era secreto para que mi relación siguiera funcionando.


En esta vida moderna llena de stress, problemas económicos y laborales, la relación de pareja puede complicarse también. Mantenerla por muchos años, es todo un logro.





En la actualidad tanto el hombre como la mujer trabajan fuera de casa, así que las parejas comparten unas pocas horas al día. Mantener una rutina diaria que permita a la pareja compartir momentos de diversión y relax, y de responsabilidad mutua también.

domingo, 14 de octubre de 2012

Love you, EDGAR ALLAN POE, the first Goth

And I love you, Edgar Allan Poe
Why does summer have to end? Why does autumn have to start? Why do colorful birds fly away only leaving a trail of dark feathers and bare trees? Why does it rain so much?  Why is everything so though? Why is it so cold that I shiver? Why does thinking of you make me sad and quiver? Why is all I see darkness and macabre scenery? Why do I "ponder weak and weary over" your spirit maladies? Why did we meet so late? Why couldn't you wait? Why couldn't you just stay?

domingo, 7 de octubre de 2012

Domingo de Amor

Domingo de Amor

Como cada domingo le dedico este rincón al amor. El amor de pareja,ese que nos hace ser diferentes de los animales y diferentes entre nosotros mismos, para bien o para mal. Esa locura pasajera que nos deja inmunes a merced de nuestro amado/a. Es una deliciosa mezcla de ilusión y alegría, miedo y dolor, fantasía y pasión. El odio también es amor. Ambos son dos caras de una misma moneda. 




El amor es como ese dulce que te comes con muchísimo gusto y luego te arrepientes de haber comido poco o de comer demasiado.



Lo mejor o peor del amor pasional o del enamoramiento es que es efímero y puede durar muy poco, dicen unos cuatro meses, pero en ocasiones puede dar lugar a un sentimiento más sosegado y duradero. Pero seguro todos extrañamos esos momentos de pasión en que notamos mariposas en el estomago y el corazón a mil.

Odio Sentir

Odio el poder sentir

Odio dar mucho y poco recibir

Odio esperar, anticipar

que cariño ilimitado me puedas dar

Odio mi amor degradado

A una mínima expresión

De lo que antaño fue pura pasión

Odio tus suaves manos que con experiencia

Mi cuerpo recorrían

Odio cada instante de placer que de ti recibía

Odio tu boca atrevida 

De mordiscos y besos

Odio recordar

Que nos amamos 

Sin medida 


Y en momentos de desamor y locura.


¿Por qué lates corazón mio? 

¿Por qué lates corazón mio? 

¿No vez que ya no vivo?

¿Por qué te empeñas? ¿Por qué palpitas?

¿No sientes mi aliento frio?

¿No te das cuenta que ya no vivo?

Mira mis ojos secos sin lágrimas

¿Es que no ves que ya no miro?

¿Por que  te empeñas corazón mio 

En ver esperanza y no olvido?

¿Por que galopas con ese brío

Cuando yo solo encuentro vacio

Seguir no vale la pena,

Morir no consigo


Desde luego que este último no sería lo que yo sentiría porque amar es vivir, y yo vivo a tope. Como diría Javier Krahe esto " se basa en hechos ficticios" ¡Feliz Semana!





Escuchando a mi cuerpo: COME, VIVE, AMA


Escuchando a mi Cuerpo
-"Me voy a Roma"- le comenté a una de mis amigas una semana después de mi vuelta de Miami. "Estoy tan cansada que no sé..."
-" ¡Qué bien! ¿De qué te quejas?"- dijo mi amiga.

Si la verdad que no había razones aparentes para quejarme. Había estado de viaje durante 18 días disfrutando del relax y la diversión que la ciudad de Miami ofrecía. Durante esos días me sentí de maravilla. Sin embargo, de vuelta en casa volví a sentirme como antes de salir de viaje y además, con insomnio.


lunes, 1 de octubre de 2012

Domingo de Amor

                   A tu Lado

    Como cada domingo, lo mejor es la mañana. El despertar sin prisas, sin agobio, disfrutando de los últimos momentos de calidez en la cama. Siempre despierto o creo que estoy despierta. Me vuelvo hacia tu lado y sin abrir los ojos, sé que ya no estás junto a mí. Ya no me enfado, sonrío en mi sueño y te espero. Sé que volverás. Pronto aparecerás, lo sé. Te escucho poner la mesa: platos y cubiertos ruidosos. Sé que quieres que me despierte, pero te hago esperar. No siento el olor del café, mi eterno aliado. Entonces escucho el sonido del batidor mientras preparas mi zumo de frutas. Pronto estarás a mi lado. Siempre vienes. Oigo tus pasos, y me pregunto qué pasaría si no estuvieras allí.

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